Hace tiempo que no sabemos nada de la plaga de moluscos mutantes -quien sabe si alienígenas- que, según La Voz de Asturias, invadieron Avilés, en concreto el barrio de La Luz. Nos preocupa la noticia publicada el 2 de noviembre por LVA ( http://www.lavozdeasturias.es/noticias/noticia.asp?pkid=375779 ) porque desde entonces ha reinado un mutismo asfixiante. No se ha vuelto a informar sobre los misteriosos caracoles artrópodos; no se oyen reacciones desde los foros científicos (que deben bullir de excitación) ni desde las Administraciones públicas (que deben estar intentando que la población mantenga la calma); no se ha visto a Iker Jiménez por los alrededores; nada se sabe de las “Príncipe de Asturias” Science y Nature.
Esta desinformación nos angustia y atribula; nos preocupa y acongoja; nos aflige y acojona. Porque no sabemos si los bicharracos son una mutación, si provienen del espacio exterior o si son fruto del antinatural fornicio de una babosa y una andarica. Porque, de ser mutaciones, desconocemos los poderes paranormales que puedan poseer; desconocemos su capacidad destructiva, que puede ser inimaginable; desconocemos qué factor ha sido el responsable de que los moluscos gasterópodos se hayan convertido en artrópodos (algún vertido de Arcelor-Mittal en la ría, seguro); desconocemos su dieta (podrían ser antropófagos). De ser alienígenas, desconocemos si vienen en son de paz; desconocemos si quieren manipular nuestros cerebros o si se conforman con trepar por nuestras fachadas; seguimos sin conocer su dieta (podrían seguir siendo antropófagos); desconocemos si leen nuestra mente o si son capaces de ver nuestra desnudez a través de nuestras ropas. Y, de ser el fruto de la cópula de una babosa y una andarica, desconocemos que otros cruces satánicos y aberrantes podrían estar produciéndose contra los preceptos de la sabia madre naturaleza. ¿Alguien se imagina una mezcla de polilla y bígaro? ¡Un ser volador y acorazado que podría ser letal!
¡Que alguien nos ampare! ¡Que alguien nos ayude y nos saque de esta duda!
Gracias
El Pley
*En la imagen se puede ver un caracol mutante, que acaba de llegar a Avilés en un platillo-grúa-volante, procedente del espacio exterior. El Maicrogüeif ha podido acceder (gracias a nuestra influencia) a una recreación de la terrible criatura realizada por prestigiosos científicos.
Esta desinformación nos angustia y atribula; nos preocupa y acongoja; nos aflige y acojona. Porque no sabemos si los bicharracos son una mutación, si provienen del espacio exterior o si son fruto del antinatural fornicio de una babosa y una andarica. Porque, de ser mutaciones, desconocemos los poderes paranormales que puedan poseer; desconocemos su capacidad destructiva, que puede ser inimaginable; desconocemos qué factor ha sido el responsable de que los moluscos gasterópodos se hayan convertido en artrópodos (algún vertido de Arcelor-Mittal en la ría, seguro); desconocemos su dieta (podrían ser antropófagos). De ser alienígenas, desconocemos si vienen en son de paz; desconocemos si quieren manipular nuestros cerebros o si se conforman con trepar por nuestras fachadas; seguimos sin conocer su dieta (podrían seguir siendo antropófagos); desconocemos si leen nuestra mente o si son capaces de ver nuestra desnudez a través de nuestras ropas. Y, de ser el fruto de la cópula de una babosa y una andarica, desconocemos que otros cruces satánicos y aberrantes podrían estar produciéndose contra los preceptos de la sabia madre naturaleza. ¿Alguien se imagina una mezcla de polilla y bígaro? ¡Un ser volador y acorazado que podría ser letal!
¡Que alguien nos ampare! ¡Que alguien nos ayude y nos saque de esta duda!
Gracias
El Pley
*En la imagen se puede ver un caracol mutante, que acaba de llegar a Avilés en un platillo-grúa-volante, procedente del espacio exterior. El Maicrogüeif ha podido acceder (gracias a nuestra influencia) a una recreación de la terrible criatura realizada por prestigiosos científicos.
1 comentario:
Tendríamos que preguntarnos qué es lo que no crece en Avilés como una plaga...bueno, sí, los líquenes, que son los únicos que no resisten un asalto la contaminación avilesina.
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